viernes, 15 de abril de 2011

En el libro de Marina Waisman La Arquitectura Descentrada nos habla sobre el descentramiento de la disciplina donde nos muestra como desde la década de los 60 se abandonaba el saber arquitectónico, las técnicas de diseño y la indagación propias de la disciplina.

Por una parte el usuario convertido en protagonista, supuesto conocedor de la sabiduría necesaria para construir un hábitat adecuado.

Por otra parte los conocimientos y procedimientos propios de otras ciencias como las sociales, matemáticas, etc. Que sustituían a los instrumentos tradicionales de la proyectacion, fueron los medios que utilizo la arquitectura para resolver los conflictos planteados por el momento histórico según Tzonis y Lefaivre.

El proceso de descentramiento de la disciplina se lee en la práctica del “advocacy planing” o en los grupos de usuarios dirigiendo la toma de decisiones por una parte; por la otra, en el acento puesto en métodos y procesos en desmedro del producto cuya creación formal era fuertemente cuestionada. Las cualidades perseguidas eran la flexibilidad y el cambio. La distinción entre Arquitectura y construcción era despectivamente comentada.

Estas tendencias repercutieron en las escuelas de arquitectura de Argentina, “las skills (o habilidades) desaparecieron del curriculum para ser reemplazadas por nuevas técnicas completamente inoperantes”.

“una generación de estudiantes por lo menos, se graduó sin los conocimientos básicos en dibujo, en proyectacion o en la concepción de un plan físico esquemático de un edificio) Tzonis Lefaivre.

Por otra parte se daban discusiones interminables y cuestionamientos que conspiraban contra la producción tanto de obras construidas como de trabajos escolares.

La década de los 60 fue en gran medida libertaria, las subculturas marginadas reivindican sus propios valores y reclaman sus conocimientos.

El gusto se convierte en un tema que constituiría el apoyo del pluralismo.

Se dan reacciones contra la perdida de la identidad de la disciplina por parte de grandes arquitectos como Aldo Rossi.

La revaloración de los métodos de diseño propios de la Academia de Bellas Artes es otro instrumento para la reconstrucción del saber profesional.

La palabra composición aparece y con ella desaparece el horror a la simetría que había caracterizado a las décadas anteriores; otros aspectos de cambio se dan con el contextualismo, la revaloración de la ciudad y con ella el concepto de tejido urbano.

En la década de los 70 el componente social pasa a constituir un molesto obstáculo para la creatividad del arquitecto.

“Elitismo, uno de los rasgos que caracterizaba la arquitectura de los 70” Tzonis y Lefaivre.

Este fue un rasgo que se mantuvo vigente hasta la década de los 90´s.

En los 90´s se da un proceso de subdivisión en el cual el arquitecto proyectista de grandes obras pierde el dominio de la totalidad del diseño. Esto se ve reflejado en contradicciones estilísticas y la pérdida del compromiso de la obra.

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